Podríamos decir que vivimos poco.
Podríamos decir que nos pueden atrapar y meter en jaulas.
Podríamos, también, mentir diciendo que el polvillo que está en nuestras alas (el cual necesitamos para volar) es el polvo de la hada madrina de Cenicienta y que están todos drogados si piensan lo contrario.
Pero lo que no podríamos hacer, es brincar.
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