Supongamos que nunca me enamoré.
Supongamos que nunca jamás te dejé que me besaras tan dulce y suavemente.
Supongamos que nunca te vi.
Supongamos que nunca me llamaste.
Supongamos que yo sigo cantando canciones de amor, sólo para romper mi propia caída.
No hay comentarios:
Publicar un comentario