23.12.10

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Esa canción me llena el alma. Me hace sentir.
No sé que me hace sentir, me hace recordar, me hace pensar, me hace imaginarme una canción de amor pero la letra no habla de eso. El ritmo, en cambio, sí lo hace. Ritmo de amor. Amor hacía la familia. Amor hacía los amigos.
Me hace acordar a un libro, un poco triste, que me gustaba que mi mamá me leyera cuando era chiquita. Se trataba de un nene y un árbol que eran amigos, y como iban creciendo juntos. Mediante el paso del tiempo el árbol le ofrecía todo al nene: le servía de columpio en la infancia, le ofrecía sus ramas para un fugón en la adolescencia, madera para construir una casa en la adultez, y un tronco en el cual sentarse en la vejez.
En resúmen, todos los apoyos que necesitó, y como el nene no le dio el cariño ni la importancia suficiente y únicamente en el final se percató de la importancia de aquel árbol en su vida.
Sí, es totalmente melancólica, pero también totalmente hermosa en sí la historia.

No me preguntes porqué razón te la pasé, supongo que porque me gustó y quiero compartir las cosas que me gustan. Creo que en verdad esperaba que vos pudieras ver en ella lo que veo yo. Eso que me hace recordar, pensar y sentir. Eso que me hace que mi cabeza maquine a mil.
Supuse, que si te la pasaba, entenderías todo lo que pasa en mi cabeza. Que captarías mis líos, mis temores y mis amores. Que estarías al tanto de porque reacciono como reacciono o hago lo que hago.
Supuse mal.

Te odio. Sí, te quiero.
Esa canción me hace doler.

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